Hambre

Perro del hortelano, os lo confieso,

es mi yantar, como de flaco chucho;

del tiempo, hambriento estoy, un can flacucho;

muerde que muerde y no se acaba el hueso.


Con hambre que es canina, este sabueso

me ronda, acosa, hostiga y ladra mucho

y a solas gime y gruñe, y yo lo escucho

cuando de un sueño, al despertar, regreso.


Famélico podenco o galgo afgano

haciendo presa entre los belfos, cruda, 

en vida a que me aferro con la mano.


Hambre sin pan que fuera está de duda;  

perro de hambruna, en fin, del hortelano;

delgado tiempo al que comer no ayuda.  

 

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