Unos y ceros
Una mano detrás, la otra delante,
el alma entre los dientes, la certeza
de que algo finaliza en cuanto empieza
y que su vela cada palo aguante.
Tener no sabe la razón bastante,
con propia luz se ciega y se tropieza
y fuerzas luego saca de flaqueza
para entregarse en brazos de otro instante.
Un algoritmo habrá que siempre estorbe
a un pobre corazón poniendo peros
al mundo virtual, cuando lo absorbe.
De equipaje mejor viajar ligeros
será, mientras podamos, por el orbe
que los unos nos marquen con sus ceros.
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